sábado, 31 de enero de 2015

Los días perdidos .

Querido mio :
No sé ni por dónde comenzar a explicarle a usted en cuán triste estado se encuentra mi corazón , mis días , horas y segundos . La vida es algo incomprensible vista por mis ojos y , sin embargo , es lo único que poseo y lo único que me queda . Los segundos no son otra cosa que proyecciones hacia el infinito si se trata de pensarlo a usted , de amarlo a usted . La juventud es un tesoro que incluye riquezas  y alharacas color de tristeza . ¡ Seductor ingrato! , amigo de mis pesares , ¿ cuál ha sido mi culpa en todo esto ? El corazón tiene razones que la razón ignora , dijo un filósofo una vez. El mio posee razones sensatas que se derriten ante su presencia pues me pregunto una y otra vez , con mayor frecuencia , por qué no arriesgarlo todo , por qué no dejar que la vida se despliegue en su plenitud  hacia los confines de lo desconocido . Pesar de mi corazón , ¿ sábes tú cuánto te querre ? Mucho más de lo que querré jamás a nadie , con las penas y alegrías que eso conlleva , con los días perdidos enfrente del mar , las noches de tedio ante unas páginas abiertas , el libro nunca acabado pues mi pensamiento le recuerda a usted cada vez con mayor premura. Baile de damas en un jardín lleno de hojas que caen de los altos árboles para esparcirse por todas partes , desesperación , invierno , vida sin un sentido , hastío y tristeza desgarradora . Y las mañanas se suceden pero ninguna es como aquella en la que usted hace presencia ante mis ojos . Ojos color de miel, flores marchitas y días en cafés caídos en el olvido . Juventud , ¡ingrato seductor! , no es sinónimo de inocencia , de niñez todavía no perdida , de campos de trigo y veranos cerca del mar de azul intenso . Es el desplegarse de la vida en su total vitalidad , el amor que crece por días , la felicidad al estar con usted ,ese mismo pensamiento que insiste en estar a su lado , sin que nuestras manos se toquen , ese mismo dolor pernicioso al entender que , una vez nos despidamos , contaré semanas , días , horas , minutos y segundos , hasta volver a verle otra vez.
¡Amigo ingrato!

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