La realidad que dolía.

Estaba recordando el otro día , mientras tomaba un café sola en algún lugar de esta ciudad tan pequeña, que todo sería más fácil si te pudiera decir tres o cuatro palabras y si tu contestación a ellas fuera amable y poco realista. El sentido común y la realidad me llevaron lo suficientemente lejos esa mañana como para percatarme de que un tiempo de reflexión no me vendría nada mal y que estoy perdiendo tantos minutos de mi vida en una tontería que para cuando quiera recogerlos para emplearlos en algo más productivo será más que tarde. Y entonces mis recuerdos me llevan otra vez a hace dos veranos cuando hojeaba algunos periódicos y distorsionaba las palabras que en esas hojas aparecían para crear una realidad que se correspondiese con mi estado de ánimo , felíz creía yo , pero desde luego tuve que dejarme la cordura en alguna parte , porque toda persona que cree vivir su vida estando pendiente de que se acuerde de ti una persona que ya tiene la suya , ya la ha perdido para siempre. Y si voy de regreso a esos momentos recuerdo como tu nombre encajaba perfectamente en mis poemas y en esas rimas asonantes tan estúpidas. Tú eras la rima perfecta de unos poemas que en cuanto veían la luz volvían a perecer escondidos en algún lugar para no se vistos jamás. Y entonces , un día , y no hace mucho , creo recordar como te volví a escribir pero con dudas de volver a sentir lo mismo que sentía las otras veces , mis sentimientos volaron y desparecieron aunque la mayoría de veces volvían a aparecer y a desaparecer dándome cuenta en lo más profundo de mi misma de que esto podía tener dos explicaciones perfectas pero poco compatibles entre ellas. Siempre omitías las conversaciones hasta que un día fuiste tú el que las propuso , aunque si algo cambiaba era que ahora los dos andabamos en el mismo plano de un mundo imaginario. ¿Sabes? Eso fue bueno , creo que es una de esas cosas que se quedan para el recuerdo y para recordarle a otros que también ellos son personas y tienen sentimientos y deseos, que sean dignos o indignos , eso ya es otra historia aparte. Desde ese día me dediqué a girar como una niña en un vestido nuevo y como una realista en un mundo de sufrimiento e injusticia. Como ya sabía la realidad tenía que hacerme la madura a toda costa yo y mi felicidad de guardarme el secreto de tu confesión. Ahora tengo esta pequeña ciudad para mi y para bloquear el ruido que en ella se da todos los días no se me ocurre nada más que decirte que te extraño con palabras que lo expresan. Pero de ti sí que no se consigue nada , y para cuando creo conseguirlo ya es tarde porque en el segundo intento fallo por descubrirme demasiado. Es como si todos los días de mi vida tuviera algo que perder sin importarme demasiado , como si la realidad fuera lo suficientemente absurda como para permitirme el capricho de jugar con ella , como si el venirme abajo fuera tan habitual que se hubiera vuelto parte de la rutina. Y esta historia tan absurda tiene miles de páginas de momentos parecidos que no desembocan hacia ningún lugar porque si de algo no estoy segura es hacia dónde va todo esto . A veces me he preguntado como te sientes siendo el centro de atención y porque yo creo ver tu cara entre la multitud algunas veces. Pero, ¿sabes? eso es bueno , como siempre lo sabes.
Y a partir de ahora me voy a olvidar por cada recuerdo que tenga mientras que tú por ellos olvidas . Lo extraño es cuando no quiero olvidar si ello implica olvidarte a ti para siempre. Pero , ¿sabes? Fue bueno , nunca había mirado hacía abajo y me había estampado tanto con la realidad como en todos estos años, así que supongo que ha tenido su lado bueno. Pero el caso es que no quisiera olvidarte para siempre. Para cuando lo iba a hacer por mi propia salud interior algo me dijo que si de jugar se trata entre tantos absurdos que nos crea la vida , no seré yo la que deje de hacerlo. Aunque tengo la frialdad suficiente como para darme cuanta de que esto es una gran mentira con toques de humor e intentos de ruptura de la rutina , de tu rutina , porque la mia sólo consiste en esperar que alguna vez te acuerdes de mi , entonces no puede hacer tanto daño si la realidad ya se ha encargado de anticiparmelo. Porque ésta , era la realidad que dolía.