El señor S salió como cada mañana a dar una vuelta. Para despejar emociones y sensaciones escondidas en lo más profundo de su alma. Así como lo hacía siempre, por los mismos lugares y a las mismas horas. Últimamente se sentía cariacontecido , desvalido , insomne y desgraciado. No era hombre de excesos ni de veladas en bares en los márgenes de la ciudad, pero , aún así, era consciente de que algo se había adueñado de su alma, algo que no le soltaba ni en aquellas noches en que concertaba cenas con hermosas jovencitas en la flor de la vida , que más unas que las otras, comenzarían a contarle sus estúpidos sueños . El señor S, hombre destacado , iracundo y notable donde los hubiera, quería hacer un cambio en su vida. Y su edad , pasados los cincuenta , le parecía la más adecuada para comenzar. Pues toda su vida no fue otra cosa que un saber estar entre parámetros de decencia y responsabilidad , citas furtivas aquí y allá , y una esposa con la cual llevaba a cabo interesantes conversaciones sobre los temas más trascendentes en las noches más intrascendentes. El reconocimiento lo acompañaba allá donde iba; las falsas sonrisas, los mantos de falsa verdad que no se terminaban por extender sobre su alma y las falsas miradas de gratitud. Nada más podía pedirle a la vida , o quizá sí, quizá podía pedirselo todo una vez más y esta vez mejor. Así pues , ahí estaba , disponiéndose como cada mañana a realizar el mismo viaje rutinario entre las gentes , los rincones y los árboles , para acabar una vez más a las afueras de la ciudad mirando solitariamente el mar , con la excepción de dos o tres pescadores que se agrupaban para contarse años de juventud ya perdida. No obstante , esta vez fue distinto. Esta vez al llegar a una zona llena de rocas que embellecía sobremanera aquel paisaje nostálgico, la vió sentada. Era una joven de aspecto inocente , con formas voluptuosas y semblante taciturno . No pasaría de los 23 , o quizá ni de los 18. Llevaba un libro en sus manos , ya olvidado hacía rato porque su mirada estaba perdida allá donde el mar se termianba uniendo con el cielo. El señor S se quedó absorto contemplándola , sin saber qué hacer o qué decidir . Sabía que siempre había sido ese hombre "honorable" que decían sus compañeros , amigos y conocidos y sintió admiración y desprecio por estar mirándola de aquella forma . Aquella chiquilla solitaria podría ser su hija. Pero estaba claro que no era más que una extraña. Se dijo a sí mismo en contadas ocasiones hacía pocos días , que no volvería a caer , ya era bastante haberlo hecho tantas veces , tantas y tantas veces...era como una especie de obsesión, para demostrarse que aún podría poseer en su alma la eterna juventud un par de años más , un par de días o minutos más.Después dejaba de buscarlas , dejaba de comprarles regalos caros o hacerles llamadas a primera hora de la mañana para preguntarles por su vida y sus sueños . Ahora ya no ...o tal vez en pocas ocasiones , donde sentía más cariño hacía ellas que otra. Se dispuso a acercarse a la joven que se había levantado hacía poco y ahora estaba cerca de la orilla. Ella le vio acercarse y esbozó una tímida sonrisa. De pronto , horrorizado se percató de todo . Aquella casi niña que estaba delante de él no poseía en ella la inocencia y desorientación que le pareció ver en un primer momento en ella. En el fondo ella era igual que él o incluso peor. Lo único que ocurría es que ella aún no se había dado cuenta de hacia dónde la llevarían sus impulsos y la seducción que pudiera ejercer sobre él y los demás hombres. Le preguntó su nombre y su edad sin estar luego muy seguro de lo que ella le había dicho , pero de todos modos , eso no importaba . Le dijo que podrían verse a la mañana siguiente y así en los sucesivos días , hasta que él tuviera que marcharse a algún viaje o le surgiera algún imprevisto. Ella aceptó al instante porque nada malo podría salir de ello. La llevaría a lugares maravillosos , le contaría historias adornadas con unas cuantas mentiras y cada día se sentarían frente a las orillas del mar para contarse mentiras llenas de felicidad . No era tan alto el precio a pagar.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
Iguales.
El señor S salió como cada mañana a dar una vuelta. Para despejar emociones y sensaciones escondidas en lo más profundo de su alma. Así como lo hacía siempre, por los mismos lugares y a las mismas horas. Últimamente se sentía cariacontecido , desvalido , insomne y desgraciado. No era hombre de excesos ni de veladas en bares en los márgenes de la ciudad, pero , aún así, era consciente de que algo se había adueñado de su alma, algo que no le soltaba ni en aquellas noches en que concertaba cenas con hermosas jovencitas en la flor de la vida , que más unas que las otras, comenzarían a contarle sus estúpidos sueños . El señor S, hombre destacado , iracundo y notable donde los hubiera, quería hacer un cambio en su vida. Y su edad , pasados los cincuenta , le parecía la más adecuada para comenzar. Pues toda su vida no fue otra cosa que un saber estar entre parámetros de decencia y responsabilidad , citas furtivas aquí y allá , y una esposa con la cual llevaba a cabo interesantes conversaciones sobre los temas más trascendentes en las noches más intrascendentes. El reconocimiento lo acompañaba allá donde iba; las falsas sonrisas, los mantos de falsa verdad que no se terminaban por extender sobre su alma y las falsas miradas de gratitud. Nada más podía pedirle a la vida , o quizá sí, quizá podía pedirselo todo una vez más y esta vez mejor. Así pues , ahí estaba , disponiéndose como cada mañana a realizar el mismo viaje rutinario entre las gentes , los rincones y los árboles , para acabar una vez más a las afueras de la ciudad mirando solitariamente el mar , con la excepción de dos o tres pescadores que se agrupaban para contarse años de juventud ya perdida. No obstante , esta vez fue distinto. Esta vez al llegar a una zona llena de rocas que embellecía sobremanera aquel paisaje nostálgico, la vió sentada. Era una joven de aspecto inocente , con formas voluptuosas y semblante taciturno . No pasaría de los 23 , o quizá ni de los 18. Llevaba un libro en sus manos , ya olvidado hacía rato porque su mirada estaba perdida allá donde el mar se termianba uniendo con el cielo. El señor S se quedó absorto contemplándola , sin saber qué hacer o qué decidir . Sabía que siempre había sido ese hombre "honorable" que decían sus compañeros , amigos y conocidos y sintió admiración y desprecio por estar mirándola de aquella forma . Aquella chiquilla solitaria podría ser su hija. Pero estaba claro que no era más que una extraña. Se dijo a sí mismo en contadas ocasiones hacía pocos días , que no volvería a caer , ya era bastante haberlo hecho tantas veces , tantas y tantas veces...era como una especie de obsesión, para demostrarse que aún podría poseer en su alma la eterna juventud un par de años más , un par de días o minutos más.Después dejaba de buscarlas , dejaba de comprarles regalos caros o hacerles llamadas a primera hora de la mañana para preguntarles por su vida y sus sueños . Ahora ya no ...o tal vez en pocas ocasiones , donde sentía más cariño hacía ellas que otra. Se dispuso a acercarse a la joven que se había levantado hacía poco y ahora estaba cerca de la orilla. Ella le vio acercarse y esbozó una tímida sonrisa. De pronto , horrorizado se percató de todo . Aquella casi niña que estaba delante de él no poseía en ella la inocencia y desorientación que le pareció ver en un primer momento en ella. En el fondo ella era igual que él o incluso peor. Lo único que ocurría es que ella aún no se había dado cuenta de hacia dónde la llevarían sus impulsos y la seducción que pudiera ejercer sobre él y los demás hombres. Le preguntó su nombre y su edad sin estar luego muy seguro de lo que ella le había dicho , pero de todos modos , eso no importaba . Le dijo que podrían verse a la mañana siguiente y así en los sucesivos días , hasta que él tuviera que marcharse a algún viaje o le surgiera algún imprevisto. Ella aceptó al instante porque nada malo podría salir de ello. La llevaría a lugares maravillosos , le contaría historias adornadas con unas cuantas mentiras y cada día se sentarían frente a las orillas del mar para contarse mentiras llenas de felicidad . No era tan alto el precio a pagar.
Pero...¡mi querido Rousseau!
Cuenta el filósofo Jean -Jacques Rousseau (1712-1778) en sus Confesiones que desde bien niño destacó en sí mismo un comportamiento que influyó bastante en sus gustos , pasiones e inclinaciones . Con ocho añitos Rousseau y su primo se encuentran bajo la tutela del pastor Lambercier, y su hermana, cuando los niños comienzan a ponerse revoltosos , ésta les pega unos cuantos buenos azotes. " nos castigaba cuando lo merecíamos . Mucho tiempo se mantuvo con las amenazas y esta amenaza de un castigo nuevo me parecía muy terrible , pero poco después de la ejecución lo encontré menos terrible en la prueba que en la espera y lo más extraño es que este castigo me hizo amar más a quien me lo había impuesto..., un castigo en el que he encontrado una sensualidad que me había dejado más deseo que temor por experimentarlo otra vez por la misma mano" . Cuando a los 12 años nuestro protagonista juega con una niña , la señorita Goton, siente el mismo goce cuando le pide a la susodicha que le pegue un par de azotes. . Desafortunadamente muchos niños que le conocían se acabaron enterando de su "extraña" afición a que le pegasen azotes. Muchos de aquellos chiquillos le recibían al grito de "¡ Zas, Zas, Rousseau!" Aquello fue en Ginebra , su ciudad de nacimiento . Pero en Turín al joven se le ocurre bajarse los pantalones y mostrar el trasero a las mozas con el designio de ver si aquellas tienen intención de castigarlo por tal osadía. Y sí , el castigo lo recibirá , pero de las madres de las jóvenes , que se organizan entre todas para propinarle una buena paliza al jovenzuelo. Lo suyo , pues , era mirar a otras jóvenes , perseguir a otras jóvenes...con el propósito de que éstas se convirtieran en otras tantas señoritas Lambercier. En sus Confesiones añade el ginebrino que la cosa se agravó a medida que comenzó a descubrir los placeres sexuales , porque asoció el sexo con los azotes, éstos pocas veces hubiera sido preferible que faltaran. Pero le era bastante difícil expresar sus gustos y preferencias a causa de su extremada timidez ...con lo cual , siempre se consideró poco emprendedor con las mujeres. Pero...mi querido Rousseau,¡ tampoco era para tanto!
jueves, 11 de diciembre de 2014
sueños a media tarde .
Se sintió culpable pero esta vez no entendería la razón. No había hecho absolutamente nada que indicara que su comportamiento en la últimas 24 horas merecía tildarse de inadecuado , reprobable , chocante , excéntrico. Se sintió culpable , pero esta vez no recordaba por qué. La culpabilidad era menor hasta que eligió en el último vagón para ir a sentarse. En realidad era absurdo . Demasiado para que fuera real pero era lo único que desde hacía meses la hacía feliz. Profirió una maldición para sus adentros. Esta vez ni noches de alcohol en algún bar absurdo con los habituales clientes desmejorados , ni claridad de ideas como en los días pasados . Tomó asiento porque no tenía otra cosa mejor que hacer . Eso no tardó mucho . Cuando llegó a su parada se apeó y salió algo atontada de allí . Ciertamente , qué interesante pérdida de tiempo. Pero aún podía esperar algo, el qué , lo desconocía. El caso es que por alguna extraña razón , cuando ella no tenía las cosas claras , lo que secretamente deseaba , se presentaba explícitamente ante ella , pero por una u otra tontería y consejos beatos , no lo aceptaba. Ahora que medianamente lo tenía claro , parece que lo explícito había desaparecido .Lo cierto es que no recordó mucho de aquel día que valiera la pena mencionar posteriormente , al menos , a modo de reflexión . Así que cuando llegó allí , tomó asiento con todos los nervios del cuerpo alterados , no había ni un mínimo de serenidad en su alma. Se sentía atrapada , primero en la realidad , luego en sus propios sueños e idealizaciones. La cosa no tenía ningún sentido. ¿ Cómo diablos se agarraba con tanta fuerza a lo que era probable que le hiciera daño ? ¿ Es que no se lo estaba haciendo ya ? Era como una especie de droga , una droga que mina el alma sin ninguna compasión , que a ratos es dulce para luego terminar envenenándola por dentro. Uno , dos , tres , ¿ cuántos días así quedarían ? ¿ Cuántos días aprovechados y cuántos desaprovechados ? ¿ Se sentiría más tarde culpable de no aprovecharlos? Pero , ¿ y si lo hiciera? ¿Ganaría algo? ¿ Perdería la poca cordura que le quedaba? Diez , quince , veinte ...minutos y horas. No tienen , en realidad, ningún sentido. Por qué diablos iban a decidir por ella siempre los demás . Se sentía apagada , triste e incomprendida . Le gustaría desaparecer pero no sabe dónde podría esconderse . Todo es tan complicado . Tal vez si ella hubiera sido algo más espabilada podría haber dicho algo de enjundia , algo que elucidara de una vez por todas por qué diablos estaba dónde estaba. Pero en realidad nada de eso tenía sentido. La ventana mostraba un paisaje precioso , recordó que tres años atrás el que ella vio aquella tarde o media mañana , no se acordaba muy bien ;era parecido . No creo que fuera consciente cuando lo pensó. O sí , el caso es que entonces quién le iba a decir a ella que se encontraría en tan extraña circunstancia . Las luz se paseaba salvajemente por el cristal de aquel cuarto . En realidad podía haber sido perfectamente un cuarto , ordenado , pulcro y con sus dos o tres armarios . Tal vez si hubiera dicho las cosas con otras palabras , pero , ¿ para qué? ¿ qué iba a conseguir? Los pensamientos se conviertieron en una suerte de frases inconexas que a su vez se convirtieron en pensamientos sin puntos finales que se quedarían para siempre en su cabeza. Si salía ahora de allí aún le daría tiempo a ahogar sus penas en alcohol o fingir que llevaba una vida de lo más bohemia . O caminar , volver un paso hacia atrás , porque tal vez...o tal vez no. Sí ,la opción del alcohol era buena . Así podría olvidarse de que se sentía atrapada en la propia alternativa a la tristeza que ella se encargó de crearse meses atrás. La otra opción era esperar , esperar a ...entró en el primer sitio decente que encontró donde le servirían cualquier cosa que la hiciera olvidarse de que diez minutos no son una eternidad y de que la eternidad no existe en el mundo de los mortales. Y ahí estaba . Perfecto como siempre , uno más entre todos ellos , perfectamente integrado , con su jersey azul , sus palabras bien cuidadas y su barba de tres días . La había ganado otra vez , justamente cuando ella no esperaba su presencia . Ella esperaba algo así como que la causa de su opresión se presentara . Pero quien llegó fue él. Qué más daba que fuera sueño o realidad . Si al fin y al cabo su vida siempre había sido una farsa . Una farsa alimentada de un mundo de sueños que nunca le habían hecho ver la realidad.
lunes, 8 de diciembre de 2014
Serena , tardes de café y dramatismo .
viernes, 5 de diciembre de 2014
Georg Cantor , de la sabiduría a la locura.
Georg Cantor (1845- 1918 ) fue un matemático ruso que junto con Frege y Dedekind inventaron la teoría de conjuntos, que es la base de las matemáticas. Cantor era un hombre no muy especialmente excéntrico , sino en su justa medida , en cuanto a personalidad se refiere -aunque vaya usted a saber qué quiere decir eso - así que su brillante mente se inclinó por las grandes maravillas de la Matemática. Sobre todo en el estudio del concepto de infinito. Así pues , dedujo, en contra de lo que se cree, que el susodicho concepto no es absoluto , sino que existen innumerables transfinitos más allá del infinito. Cantor los bautizó como números aleph ( la primera letra del alfabeto hebraico y debido a que él era judio). Consideró que el orden de uno de sus aleph era el número de curvas posible en el espacio. Teniendo en cuenta que se supone que debe existir el aleph de orden aleph ...su aproximación a cosa tan profunda y casi del más allá le valió terminar con sus huesos en el manicomio. Pero si ello fue así , más que por su aleph fue debido a la envidia y vituperación que sufrió por parte de compañeros , encomios y demás que hicieron que el pobre hombre sufriera varias crisis nerviosas a lo largo de su vida . Ante todo esto , por último decidió alejarse de su cátedra muriendo el año 1918, en Halle , Alemania , y sí , en un manicomio. Pese a ello , sus esfuerzos valieron la pena : el infinito se tomó en un sentido real y también quedó claro que existen diversos órdenes de infinito . Ahí es nada."En matemáticas, el arte de proponer una pregunta debe considerarse de mayor valor que resolverlo."
martes, 2 de diciembre de 2014
Schopenhauer, enamorado.
| Johanna y su hija Adele. |
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