miércoles, 24 de diciembre de 2014

Pero...¡mi querido Rousseau!

Cuenta el filósofo Jean -Jacques Rousseau (1712-1778) en sus Confesiones que desde bien niño destacó en sí mismo  un comportamiento que influyó bastante en sus gustos , pasiones e inclinaciones . Con ocho añitos Rousseau y su primo se encuentran bajo la tutela del pastor Lambercier, y su hermana, cuando los niños comienzan a ponerse revoltosos , ésta les pega unos cuantos buenos azotes. " nos castigaba cuando lo merecíamos . Mucho tiempo se mantuvo con las amenazas y esta amenaza de un castigo nuevo me parecía muy terrible , pero poco después de la ejecución lo encontré menos terrible en la prueba que en la espera y lo más extraño es que este castigo me hizo amar más a quien me lo había impuesto..., un castigo en el que he encontrado una sensualidad que me había dejado más deseo que temor por experimentarlo otra vez por la misma mano" . Cuando a los 12 años nuestro protagonista juega con una niña , la señorita Goton, siente el mismo goce cuando le pide a la susodicha que le pegue un par de azotes. . Desafortunadamente muchos niños que le conocían se acabaron enterando de su "extraña" afición a que le pegasen azotes. Muchos de aquellos chiquillos le recibían al grito de "¡ Zas, Zas, Rousseau!" Aquello fue en Ginebra , su ciudad de nacimiento . Pero en Turín al joven se le ocurre bajarse los pantalones y mostrar el trasero a las mozas con el designio de ver si aquellas tienen intención de castigarlo por tal osadía. Y sí , el castigo lo recibirá , pero de las madres de las jóvenes , que se organizan entre todas para propinarle una buena paliza al jovenzuelo. Lo suyo , pues , era mirar a otras jóvenes , perseguir a otras jóvenes...con el propósito de que éstas se convirtieran en otras tantas señoritas Lambercier. En sus Confesiones añade el ginebrino que la cosa se agravó a medida que comenzó a descubrir los placeres sexuales , porque asoció el sexo con los azotes, éstos pocas veces hubiera sido preferible que faltaran. Pero le era bastante difícil expresar sus gustos y preferencias a causa de su extremada timidez ...con lo cual , siempre se consideró poco emprendedor con las mujeres. Pero...mi querido Rousseau,¡ tampoco era para tanto!

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