
Su cuerpo era ya el de una mujer y su juventud inocente todavía recordaba a la de una adolescente. Sus movimientos y maneras , inseguras , sus ojos pensativos y dirigidos a algún lugar fuera de donde uno se encontraba . Una tarde decidió llevarla al estudio donde él trabajaba . Allí era donde más tranquilo se sentía . Lejos de miradas ajenas , de amigas deseosas de amarlo , de llamadas de una mujer que no sabía dónde estaría hoy . Porque en el fondo lo pactaron . Él le dijo que estaría con Cecilia , hablando entre una cuantas copas de vino y suspiros acerca del sinsentido de la existencia . Así como debía ser . Y entonces ella podría caer ; a las tentaciones y a la aventura , a los desmanes de su existencia , a todo aquello que a la vez la fascinaba y aterrorizaba . En sus brazos , que al mismo tiempo estrechaban su aterrorizado cuerpo ante la situación en la que se encontraba . Cecilia poseía la virtud de la inocencia . Se quedó a su lado , sus cuerpos no llegaron a tocarse más de lo debido . Con la voz temblorosa ella le explicó que el miedo era su peor enemigo , que le agradecía no ser como los demás , que la vida era algo maravilloso en la que cada persona elegía su camino . Entonces él descubrió que su Cecilia , tan tímida como el primer día , no era como las demás amantes a destiempo . Cecilia era sólo Cecilia , un metro sesenta y tres de estatura , una sonrisa tímida que una vez apareció en su vida , una amiga fiel que soñaba en voz alta . Era ya suya , porque en el fondo lo fue siempre .
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