Locura. Parece dulce su nombre. Dulce su pronunciación. Algo así como la melancolía.Melancolía con mayúsculas. Fruto de mi locura.O locura fruto de mi melancolía.Como sea.
Yo ,que un día me propongo escribir sólo para mí un tratado melancólico sobre la locura, no creo que esta sea estrictamente una enfermedad. Tampoco mi melancolía. Aunque a veces se apodera de mí de tal manera que rompo a llorar en cualquier lugar, perdiendo la noción de todo. Del tiempo. Del sentido de la vida.Yo, que creo que la melancolía arrasa el alma y desgarra el corazón hasta destruirlo,también creo que las alas de la locura quieren sobrevolarla tanto a ella como a sus infaustos resultados.
Melancolía, poesía real.Realidad vista en toda su belleza.Muerte de un alma que nunca termina por perecer eternamente. Melancolía, locura a fin de cuentas, incurable como toda.
Yo, que conozco de cerca la locura , hubiera preferido no escribir nada de esto. E intentar vencer la locura de hacerlo.Pero, claro, la malancolía se apoderó de mí, y aquí quedaba la última de las opciones.
Melancolía , tú me has enseñado que la mayor de las tragedias es vivir sin tragedia .Eso de la Felicidad es odiar la vida en todas sus posibilidades . Melancolía, dulce tristeza. Alegría mortal. Como desearía que te alejaras de una vez por todas de mi vida. Mas , no lo hagas pues sin tí, ¿qué sentido tendría todo? Melancolía. Siempre Melancolía. Tú que enseñas a recordar. Tú que enseñas a morir un poquito cada día. Tú eres vida y eres muerte.Eres todo.Tú eres , como dijo Calvino, aquella tristeza que ha adquirido luminosidad .
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