domingo, 17 de junio de 2012

Desde lo más profundo de mi olvido.

Usted nunca toleró la mediocridad .Menos aún la tontería .Por eso he vivido mucho con esta duda . No sabía si escribirle . He soñado y representado con la inocencia de un infante el momento en que me decidía a ello. He acariciado la idea , la he dejado y la he vuelto a tener en mi mente . La he tenido siempre presente , dentro de mi olvido . Dentro de mi recuerdo.  Ha estado dentro de mi todo este tiempo.  Cada día que pasaba , cada insulso acontecimiento de esta época tan extraña que nos ha tocado vivir me daba tantos y variados motivos para ir a buscarlo , como para no hacerlo. Pero he decidido , sin más dilación , escribirle . Recuerdo el día , fue aquel 10 de mayo de 1940 cuando la multitud estaba reunida para escuchar como ese ya conocido  Churchill era nombrado Primer Ministro de Gran Bretaña .Y entonces siguió el discurso , aquel discurso donde éste afirmaba no poder ofrecer ya otra cosa más que "sangre , sudor y lágrimas " a sus conciudadanos. Y aquella multitud que se congregó para escucharlo fue regresando poco a poco a sus casas. Poco a poco al miedo . Al miedo de la guerra , al miedo a la muerte . Yo tenía 15 años . Tenía por delante una vida llena de entusiasmos y decepciones , ilusiones , miedos , inseguridades ...miedos e inseguridades que se esfumaban con tan sólo estar al lado de Margot . Para ella siempre había que ser fuertes . Aun la recuerdo con total claridad , a pesar de los años transcurridos . Llevaba aquel  vestido azul color cielo, la cara sucia , que revelaba que horas antes había estado robando manzanas una vez más en casa de Marietta Renard y sus trenzas rubias algo despeinadas . Margot estaba feliz a mi lado y ajena a todo lo que acaeciera en derredor suyo . Margot ni tan sólo se había dado cuenta de que horas antes perdimos a mamá para el resto de nuestras vidas. Fue el señor Althusser el encargado de decirnos que había fallecido hacía un par de semanas en Berlín. Y eso fue todo . De pronto eramos dos herfanas perdidas en un país extranjero . Dos huérfanas que no sabían qué rumbo tomaría su destino. Entonces le recuerdo a usted . El día en que aquella señorita solterona , Vera Bernheim , nos dejó a su cargo . Usted , el inasequible profesor de la Universidad de Londres  , el que de pronto se prestó a hacerse cargo de nosotras dos , de nuestros destinos. Siempre estaba ocupado pero no lo suficientemente como para hacerse cargo de los caprichos de Margot , que olvidandose que alguna vez tuvo una madre y un padre , le consideró como el único progénitor . Y usted la quería como a una hija . Conmigo no le fue tan fácil. Yo era aquella jovencita que se mostraba pertinaz ante todo ; ante el cambio repentino de vida , ante aquel exilio involuntario , ante sus normas rígidas . Pero usted me conocía mejor que yo misma y se convirtio en mi amigo . En mi confesor , aquel que había de oir  todos mis miedos y los que vendrían posteriormente . Y yo  creo que comencé a quererle porque ya no era tan niña . Y usted no hizo nada para frenarme  . Porque en el fondo ambos queríamos olvidarnos de todas esas injusticias , de un Londres devastado .De un mundo donde sólo reinaba la guerra . A continuación recuerdo en día en que preferí alejarme de usted , me dije que sería tan sólo durante un tiempo. Cogí a Margot y partímos a reencontrarnos con el pasado , con aquella Alemania que en sus días más esplendorosos fue hermosa pero que ahora ya no era nada . Sólo ruinas entre las ruinas . Me dediqué durante mucho tiempo a recuperar los restos de aquel pasado y lo que sería solo unos meses acabarían siendo años de búsqueda . Ya nunca más volví a saber de  usted . Nunca hubo una correspondencia . Años más tarde descubrí que ellos , aquellos salvajes  partidarios del stalinismo se encargaron de requisarla . Nada fue para mejor . Al caer el Reich se encargaron ellos de hacernos vivir un infierno . Margot murio años más tarde de una extraña enfermedad . Tampoco usted llegó a saber eso . Usted , tú , en el fondo eras tú. Siempre tú.   El que se encargó de recitarme aquellos versos de Pessoa una tarde de 1942 cuando me colé dentro de una de tus clases para decirte que yo y Margot nos ibamos a marchar para siempre . Lo dijiste una vez y lo recuerdo aún como si fuera ese día : "No soy nada . Nunca seré nada . No puedo ser nada . Aunque , eso sí, llevo en mí todos los sueños del mundo" .Lo entendí entonces y supongo que lo entiendo ahora . Pero lo he estado guardando durante años en lo más profundo de mi olvido . Igual que a tí , a tí , que te amé un día. Usted , que nunca toleró la tontería , tolerará hoy mis más sinceras líneas , que van acompañadas de lágrimas que no puede ver.

Afectuosamente , su pequeña Lucy.

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