"El malestar en la cultura", obra publicada a finales de 1929 por el célebre psicólogo, es considerada una de las obras críticas más influyentes del siglo XX.
En susodicha obra nos encontramos ante un análisis único e inquietante a la vez que perturbador en el que se desnuda el fracaso (más que palmario) de la cultura en su objetivo de proteger al hombre contra su propia naturaleza al mismo tiempo que se desea regular la la relación de los hombres entre sí.
Nos encontramos con los tres pilares clave : Arte , Ciencia y Tecnología y por supuesto la Religión, siendo este el último de ellos. El arte al igual que la ciencia y tecnología se pueden analizar , mirar y remirar pero llega un momento en el que Freud opta por dejarlas a un lado ya que es el tercer pilar el más preocupante (si se me permite esta expresión). La Religión no se puede dejar de lado en ningún momento en el análisis de la cultura . Forma parte de nuestra cultura . Se trata de ese "sentimiento oceánico ", esa necesidad de vincularse con el mundo , buscar un origen y el destino de las cosas.
"Si la cultura impone tan pesados sacrificios , no sólo a la sexualidad , sino también a las tendencias agresivas , comprenderemos mejor por qué al hombre le resulta tan difícil alcanzar en ella la felicidad".
Como se puede apreciar en estas líneas ( o puede muy bien no apreciarse) para Freud no hay nada más subjetivo que la felicidad . La cultura representa un "todo" , ese todo que el hombre crea con objeto de ayudarse a entender y descubrir su entorno . Empero, no me negarán ustedes que así también complicamos nuestro entorno . Sea como fuere... el caso es que si hablamos de arte vemos como mediante éste comenzamos un diálogo con nosotros mismos al mismo tiempo que , a la par , comenzamos otro con el público . Se trata de una introspección y de un compartir con los demás. Cuando nos referimos a la ciencia y a la tecnología ( o más bien cuando lo hace Freud ) se ve el designio , ¿modesto? , que está tiene de dominar la naturaleza . Pero cuando de lo que se está hablando es de religión se habla de aquella necesidad de creer en "algo" y a la vez irá relacionado con ese sentimiento (desgarrador , si se me permite decirlo) de culpa después de haber realizado algo que la sociedad considera como "malo" (un término un tanto pueril). Aquí no puedo evitar de ninguna de las maneras realizar la siguiente analogía con la evolución libidinal del sujeto (si alguien se ha leído a Freud lo entenderá muy fácilmente ). En este caso o se produce una sublimación o bien una consumación o si no , por último una frustración del individuo. Y ¡ojo! pues es bien conocida por todos la manía que nuestro psicoanlísta tiene con relacionarlo todo con estos "temas " . Así pues , para él el malestar de algún modo deriva de la frustración ...
Sin más prolegómenos me despido con mi prolija columna dedicada , cómo no , al gran padre del psicoanálisis (esto es consecuencia de ser tan popular) y con la recomendación de que ustedes lean tan grato libro.
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