domingo, 18 de marzo de 2012

A un banco del parque.

Hace años que te descubrí.Reposabas triste y solitario en un rincón.Apartado del resto porque tú ni tan sólo eras nuevo. El tiempo se burló de tí y destrozó todo lo que en otra época fue tu brillo.
No tenías una fecha e imposible me fue encontrar en tí la firma de algún gran artista. Traté de adivinarte pero me fue imposible .Más imposible que el propio imposible. Tú eras y sigues siendo para mí un completo enigma. Te dejé donde estabas , sumido en tus recuerdos. ¿A quién esperarías desde hace tantos años?¿ Quién era aquel pequeño ser mágico salido de un cuento que vendría a visitarte? Sé que guardas muchos secretos que jamás podré revelar . Sé que en tí todo cambia y que el tiempo deja sus estragos .Pero es ello tan cierto como tú tristeza . Tú posees tu historia . Cada vez que acabo sentandome en este rincón, adivino fantasmas que se inclinan ante tí pidiendote que nunca reveles sus secretos por muy frágiles que sean . Tú nunca dices nada . Día tras día envejeces más y más hasta que algún día cuando regrese  a tí ya no te encuentre. Tú eres como aquel eterno guardián que nunca descansa . Cuidas del hermoso y débil jardín que hay enfrente tuya. Vigilas para que nadie le hiera . No mientras tú estés.
Nunca te lo podré negar. Invitas a los espíritus solitarios a tí. Invitas a la soledad del alma cada vez que paso ante tí. Cada día que te observo , y ya acercandome a tí, veo un pedazo nuevo de vida en tí, una nueva historia oculta que tú jamás podrías contarme. Antes de yo venir a verte ya estás y después también . Nunca faltas , siempre esperas . Todos los jueves al regresar a casa me esperas . Y los viernes a eso de entre las dos y las cuatro de la tarde me invitas a sentarme y a vagar entre las líneas de un libro . Tal vez sonetos de Petrarca tal vez leer en voz baja a aquel que cometió el desatino de enamorarse de la bella Beatriz. Tú siempre entiendes que yo quiera estar sola . Al fin y al cabo soy tan diferente como tú. Tan diferente como el pasar continuo del tiempo. Por eso hoy en la madrugada me acordé de tí. Me pregunte quién eras tú en realidad y cuántos años llevarías allí . Temí que alguna vez cometieras la imprudencia de revelar al nuevo desdichado que allí se sentara el nombre de aquella persona que una vez viste sentada a mi lado y que durante los mil años siguientes  , sin atender a razones , te pediría que no me recordaras. Y por eso , querido banco solitario, me tendrás presente ante tí cada viernes porque , no sé como sólo tú acabaste invitandome a la soledad . A la soledad en la que el tiempo no pasa . Pero a fin de cuentas  a la eterna soledad.

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